Introducción
I. Palabras de Cristo Jesús referente a la resurrección
II. Cuando Cristo Jesús exhaló el espíritu y resucitó...
III. ¿Qué dijo un ángel en el lugar donde fue sepultado Cristo Jesús?
IV. ¿Qué dijo Pablo acerca de la resurrección?
V. Fénix, símbolo de resurrección
A. Clemente de Roma vio al fénix como símbolo de resurrección
B. Heródoto de Halicarnaso, muchos años antes de Clemente, habla de la leyenda del fénix.
Conclusión
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INTRODUCCIÓN
La resurrección del Señor Jesús es el acontecimiento más glorioso de la historia; es el fundamento de la fe cristiana, deberíamos celebrarla.
I. PALABRAS DE CRISTO JESÚS REFERENTE A LA RESURRECCIÓN
Mateo 22:31-32
"Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que dijo Dios: No es un Dios de muertos, sino de vivos."
Juan 2:19
"Jesús les respondió: «Destruid este santuario y en tres días lo levantaré.»"
Lucas 14:13-14
"Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos. Así serás dichoso, porque, al no poder corresponderte, serás recompensado en la resurrección de los justos."
Juan 5:28-29
"No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz; y los que hayan hecho el bien saldrán para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio."
Juan 6:54
"El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día."
Juan 11:25-26
"Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás."
II. CUANDO CRISTO JESÚS EXHALÓ EL ESPÍRITU Y RESUCITÓ...
Mateo 27:52-53
"Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron. Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos."
III. ¿QUÉ DIJO UN ÁNGEL EN EL LUGAR DONDE FUE SEPULTADO CRISTO JESÚS?
Mateo 28:5-6
"Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el Crucificado, no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho."
IV. ¿QUÉ DIJO PABLO ACERCA DE LA RESURRECCIÓN?
1 Corintios 15:3-57
"En primer lugar os transmití lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce; que después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los que todavía la mayor parte viven, aunque otros ya murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, que soy como un aborto.
En realidad, soy el último de los apóstoles, indigno incluso de tal nombre, pues llegué a perseguir a la iglesia de Dios. Mas, por la gracia de Dios, soy lo que soy; y la gracia de Dios no ha sido estéril en mi caso. Antes bien, he trabajado más que todos ellos; aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios, que me acompaña.
Pues bien, tanto ellos como yo predicamos esto; y esto es lo que habéis creído.
Ahora bien, si predicamos que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo andan diciendo algunos de vosotros que no hay resurrección de los muertos? Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó; y si no resucitó Cristo, nuestra predicación es vana, y vana también vuestra fe. Si esos tuviesen razón, nosotros quedaríamos como testigos falsos de Dios, pues proclamamos que Dios resucitó a Cristo, cuando en realidad no lo habría resucitado, de ser verdad que los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: seguís en vuestros pecados. Por tanto, también acabaron para siempre los que murieron creyendo en Cristo. Si nuestra esperanza en Cristo se limita sólo a esta vida, ¡somos las personas más dignas de compasión! ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicia de los que murieron. Porque, así como por un hombre vino la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues del mismo modo que por Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo. Pero cada cual en su rango: Cristo como primicia; luego los de Cristo en su venida. Entonces llegará el fin, cuando entregue a Dios Padre el Reino, después de haber destruido todo principado, dominación y potestad. Cristo debe reinar hasta que Dios ponga a todos Sus enemigos bajo Sus pies; y el último enemigo en ser destruido será la Muerte. Es verdad que ha sometido todas las cosas bajo Sus pies, pero cuando dice ‘todo está sometido’, es evidente que está excluyendo a Aquel que ha sometido a él todas las cosas. Cuando todo le haya sido sometido, entonces también el Hijo se someterá a Aquel que ha sometido a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
De no ser así, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos? Si los muertos no resucitan en manera alguna, ¿por qué bautizarse por ellos? ¿Y por qué nosotros mismos hemos de ponernos en peligro a todas horas? A diario estoy expuesto a la muerte. ¡Sí, hermanos! Tan cierto es que cada día estoy en peligro de muerte como cierto es el orgullo que siento por vuestra fe en Cristo Jesús, Señor nuestro. Si por motivos humanos luché en Éfeso contra las bestias, ¿qué provecho saqué? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos. No os engañéis: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.» Entrad en razón, como conviene, y no pequéis; que hay entre vosotros quienes desconocen a Dios. Para vergüenza vuestra lo digo.
El modo de la resurrección.
Pero es posible que alguien diga: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? ¡Qué tontería! Lo que tú siembras no recobra vida, si no muere. Lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano, de trigo o de cualquier otra planta. Y Dios le da el cuerpo que Él quiere: a cada semilla el suyo.
No todos los cuerpos son iguales: los seres humanos tienen uno, y los animales terrestres, otro distinto; y distinto es también el de las aves y el de los peces. Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero uno es el resplandor de los cuerpos celestes y otro distinto el de los cuerpos terrestres. Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna y otro el de las estrellas. Incluso una estrella difiere de otra en resplandor. Así ocurre también en la resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita incorrupción; se siembra vileza, resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza; se siembra un cuerpo animal, resucita un cuerpo espiritual.
Pues si hay un cuerpo animal, también hay un cuerpo espiritual. En efecto, así es como dice la Escritura: El primer hombre, Adán,fue hecho alma viviente; el último Adán, espíritu que da vida. Pero no es lo espiritual lo que primero aparece, sino lo animal. Lo espiritual viene después. El primer hombre, salido de la tierra, es terrestre; el segundo, viene del cielo. Los hombres terrestres se parecen al primer hombre terrestre; los celestes serán como el que ha venido del cielo. Y del mismo modo que hemos llevado la imagen del hombre terrestre, llevaremos también la imagen del celeste.
Os digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Dios, ni la corrupción heredar la incorrupción. ¡Mirad! Os revelo un misterio: No moriremos todos, pero todos seremos transformados. En un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final —pues sonará la trompeta—, los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados. En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad, y que este ser mortal se revista de inmortalidad.
Himno triunfal y conclusión.
Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que está escrito: . El aguijón de la muerte es el pecado; y la fuerza del pecado, la Ley. ¡Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo!"
V. FÉNIX, SÍMBOLO DE RESURRECCIÓN
Dos distintivos que encierran el concepto cristiano: la cruz y el fénix.
La cruz simboliza muerte, el fénix resurrección.
Los cristianos participamos en una resurrección cuando salimos del agua bautismal, nacimos de nuevo (de agua y de Espíritu). Cuando caemos tenemos la oportunidad de levantarnos ("Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse" - Proverbios 24:6). Algo similar a la leyenda del fabuloso fénix, él surge de entre las cenizas cada 500 años y se eleva.
Cristianismo es ambas cosas, tomar nuestra cruz y resurgir como el fénix. En el afán de practicar el verdadero amor a Dios y al prójimo; intentarlo una, otra y otra vez. Levantarnos de entre las cenizas para hacer mejor las cosas.
A. Clemente de Roma vio al fénix como símbolo de resurrección
Clemente de Roma es considerado uno de los Padres Apostólicos (se llamó Padres Apostólicos a líderes de la iglesia muy cercanos a los apóstoles), se cree que murió en el año 97 D.C.
1 Clemente 25 y 26:
XXV. Consideremos la maravillosa señal que se ve en las regiones del oriente, esto es, en las partes de Arabia. Hay un ave, llamada fénix. Esta es la única de su especie, vive quinientos años; y cuando ha alcanzado la hora de su disolución, y ha de morir, se hace un ataúd de incienso y mirra y otras especias, en el cual entra en la plenitud de su tiempo y muere. Pero cuando la carne se descompone, es engendrada cierta larva, que se nutre de la humedad de la criatura muerta y le salen alas. Entonces, cuando ha crecido bastante, esta larva toma consigo el ataúd en que se hallan los huesos de su progenitor, y los lleva desde el país de Arabia al de Egipto, a un lugar llamado La Ciudad del Sol; y en pleno día, y a la vista de todos, volando hasta el altar del Sol, los deposita allí; y una vez hecho esto, emprende el regreso. Entonces los sacerdotes examinan los registros de los tiempos, y encuentran que ha venido cuando se han cumplido los quinientos años.
XXVI. ¿Pensamos, pues, que es una cosa grande y maravillosa si el Creador del universo realiza la resurrección de aquellos que le han servido con santidad en la continuidad de una fe verdadera, siendo así que Él nos muestra incluso por medio de un ave la magnificencia de su promesa? Porque Él dice en cierto lugar: Y tú me levantarás, y yo te alabaré; y: Me acosté y dormí, y desperté; porque Tú estabas conmigo. Y también dice Job: Tú levantarás esta mi carne, que ha soportado todas estas cosas.
B. Heródoto de Halicarnaso, muchos años antes de Clemente, habla de la leyenda del fénix
Heródoto de Halicarnaso, historiador griego que vivió entre el 484 y el 425 a.C. considerado el padre de la historiografía. Él hace la importante primera descripción a gran escala del mundo antiguo.
Historias; Libro 2; Capítulo 73:
Otra ave sagrada hay allí que sólo he visto en pintura, cuyo nombre es el de fénix. Raras son, en efecto, las veces que se deja ver, y tan de tarde en tarde, que según los de Heliópolis sólo viene al Egipto cada quinientos años a saber cuándo fallece su padre. Si en su tamaño y conformación es tal como la describen, su mote y figura en parte doradas, en parte de color de carmesí. Tales son los prodigios que de ella nos cuentan que, aunque para mí poco dignos de fe, no omitiré el referirlos. Para trasladar el cadáver de su padre desde la Arabia al templo del Sol, se vale de la siguiente maniobra: forma ante todo un huevo sólido de mirra, tan grande cuanto sus fuerzas alcancen para llevarlo, probando su peso después de formado para experimentar si es con ellas compatible; va después vaciándolo hasta abrir un hueco donde pueda encerrar el cadáver de su padre; el cual ajusta con otra porción de mirra y atesta de ella la concavidad, hasta que el peso del huevo preñado con el cadáver igual al que cuando sólido tenía; cierra después la abertura, carga con su huevo, y lo lleva al templo del Sol en Egipto. He aquí, sea lo que fuere, lo que de aquel pájaro refieren.
CONCLUSIÓN
Cada domingo, los cristianos celebramos la resurrección corporal del Salvador. Cuando celebramos la resurrección de Él, también celebramos nuestra oportunidad de triunfo. Cuando tenemos verdadera conciencia de esta magna celebración: cualquier sufrimiento es menor, la vida se convierte en un camino que podemos andar con esperanza.
El amor de Dios ofrece resurrección para vida eterna. Cristo Jesús resucitó, el cristianismo tiene sentido. Esperar la resurrección corporal es tener esperanza que Dios mostrará Su amor de manera definitiva.
Teól. Fernando Montes