Introducción
I. Énfasis extraordinario del Señor Jesús al invitarnos a comer Su carne y beber Su sangre (Juan 6)
II. Celebración y Comunión al comer la carne y beber la sangre de Jesucristo
III. Significado del pan y del vino en la celebración
Conclusión
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INTRODUCCIÓN
Comunión es participación que los fieles tienen y gozan de los bienes espirituales, mutuamente entre sí y con Dios, como miembros del cuerpo de Cristo.
I. ÉNFASIS EXTRAORDINARIO DEL SEÑOR JESÚS AL INVITARNOS A COMER SU CARNE Y BEBER SU SANGRE (JUAN 6)
Unos cinco mil fueron alimentados con cinco panes de cebada y dos peces (con los trozos sobrantes llenaron cinco canastos). Luego Jesucristo les reclama: “… vosotros me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque habéis comido pan y os habéis saciado” (Juan 6:26). En este contexto, el Maestro los invita a lo siguiente:
Juan 6:27
"No trabajéis por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna."
Para resaltar lo esencial de este alimento en nuestra vida espiritual, el Señor repite las frases que son implicaciones de comer Su carne y beber Su sangre. ¿Cuántas veces en un mismo discurso?
Juan 6
"- no tendrá nunca sed (35)
- permanece en mí y yo en él (56)
- pan de vida (35)
- pan de vida (48)
- da la vida al mundo (33)
- para vida del mundo (51)
- tenga vida eterna (40)
- tiene vida eterna (47)
- tiene vida eterna (54)
- vivirá por mí (57)
- vivirá para siempre (51)
- vivirá para siempre (58)
- no muera (50)
- lo resucite el último día (39)
- le resucite el último día (40)
- le resucitaré el último día (44)
- le resucitaré el último día (54)"
Juan 6 inicia hablando de la comida material, pero su desarrollo completo y su énfasis es sobre el beneficio de comer y beber la carne y sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios. Una actividad que se relaciona con nunca volver a tener sed, permanecer en Él, participar del pan de vida, vivir para siempre y ser resucitados con Él.
Juan 6:54-56
"El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en él."
"Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.» Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados. Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre.»"
II. CELEBRACIÓN Y COMUNIÓN AL COMER LA CARNE Y BEBER LA SANGRE DE JESUCRISTO
En el cristianismo, comida y bebida tiene que ver con celebración y comunión, ni más ni menos que con nuestro Dios.
¿Es sensato rechazar la invitación del Creador, y no participar en Su banquete?
Lucas 14:15-24
"Al oír esto, uno de los comensales le dijo: "¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!" Él le respondió:
"Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos. A la hora de la cena, envió a su siervo a decir a los invitados:
`Venid, que ya está todo preparado.´
Pero todos a una empezaron a excusarse. […]
Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, el dueño de la casa, airado, dijo a su siervo: `Sal en seguida a las plazas y calles del pueblo, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, a ciegos y cojos.´ Respondió el siervo: `Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio.´ Dijo entonces el señor al siervo: `Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar, hasta que se llene mi casa.´ Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena.""
Este banquete espiritual en nada ayuda a aquellos que no tienen conciencia del significado establecido por el Señor Jesús. Participar de la Cena del Señor es un privilegio exclusivo para aquellos que valoran el sacrificio redentor y viven agradecidos.
Estar a la mesa con el Rey de reyes y Señor de señores es una actividad incomparable; es recibir fortaleza espiritual, es esperar la resurrección, solidificar la esperanza de alcanzar la vida eterna. El ambiente de esta fiesta espiritual se va creando desde que el cristiano llega al lugar de adoración, saludando a los demás miembros del cuerpo de Cristo, es preguntar cómo va su vida cristiana, es reír con los que ríen, es llorar con los que lloran, participar juntos en el trabajo espiritual, cantar juntos en gratitud a Dios, velar unos por otros.
III. SIGNIFICADO DEL PAN Y DEL VINO EN LA CELEBRACIÓN
1 Corintios 10:16-17
"La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Porque uno solo es el pan, aun siendo muchos, un solo cuerpo somos, pues todos participamos del mismo pan."
Comunión es la participación directa con Dios y con la Iglesia; participación de los beneficios espirituales.
Comer el pan es tener comunión con los demás miembros del Cuerpo de Cristo. Beber el jugo de uva es tener comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Comer el pan y beber el jugo de uva es comer Su carne y beber Su sangre; es conexión unos con otros - como un solo cuerpo – para poder entrar a la conexión con Dios en una relación familiar.
CONCLUSIÓN
La comunión tiene doble conexión, igual que la cruz:
- En dirección horizontal para indicar la relación de los cristianos como iglesia.
- En dirección vertical para indicar la relación de la iglesia con Dios.
Apocalipsis 3:20
"Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo."
2 Samuel 9:3,6-8
Dijo el rey: «¿Queda alguien todavía de la familia de Saúl para que yo tenga con él una misericordia sin medida?» Sibá contestó al rey: «Vive todavía un hijo de Jonatán, tullido de pies.»... Llegó Mefibóset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, adonde David y, cayendo sobre su rostro, se postró. David le dijo: «Mefibóset»; él respondió: «Aquí tienes a tu siervo.» David le dijo: «No temas, quiero favorecerte por amor de Jonatán, tu padre. Haré que te devuelvan todos los campos de tu abuelo Saúl, y tú comerás siempre a mi mesa.» Él se postró y dijo: «¿Qué es tu siervo, para que te fijes en un perro muerto como yo?»
Un hombre siendo favorecido por otro hombre semejante, y se siente como un perro muerto; indigno, humilde, agradecido. Quién es usted ante el Creador el universo, y cómo se siente cuando Él, Dios, le ofrece la bendición de sentarse a Su mesa siempre. ¿Se siente usted autosuficiente como para rechazar la oferta que Jesucristo nos hace de comer y beber Su sangre, de sentarnos a la mesa en el banquete espiritual para participar de una comunión que nos ayuda a preservar la vida eterna y sostener la promesa de ser resucitados en el día postrero? ¿Quién es usted para rechazarlo? ¿Quién soy yo para rechazarlo?
Teól. Fernando Montes