Y la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros; y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Unigénito, lleno de gracia y de verdad. (Juan 1:14)
La Palabra se hizo débil, nunca antes había sido frágil. El Padre nunca ha sido carne, el Espíritu Santo nunca ha sido carne.
Su Morada es una referencia a la Tienda que en días del Éxodo simbolizaba la presencia de Dios. Este texto nos dice que el Señor Jesús es realmente Emmanuel (Dios con nosotros).
La gloria del Padre era garantía de Su presencia, no podía ser vista pero se manifestaba a través de señales. Así la Palabra hecha carne haría milagros, siendo el más grandioso Su resurrección.
Paz a usted y su casa.
* Imágenes por Gerd Altmann, de Pixabay, y clideo
* Fragmentos bíblicos tomados de: “Biblia de Jerusalén, 2019, Desclée De Brouwer, Bilbao, España”