Juan 1:6-8
Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz.
¿Quién fue este profeta?
- Fue lleno de Espíritu Santo desde el seno de su madre (Lucas 1:15)
- Convertiría al Señor, Su Dios, a muchos de los hijos de Israel (Lucas 1:17)
- No apareció, antes de Juan, uno mayor que él (Mateo 11:11)
Juan entró en escena en respuesta a un encargo de Dios, para ser testigo de la única Luz del mundo. Esto, en el propósito de Dios, fue el fin supremo de su predicación y de su bautismo.
Un relato del ministerio de Juan el Bautista, según Hechos 10:37, formó el inicio del kerygma.
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- Fragmentos bíblicos tomados de: “Biblia de Jerusalén, 2019, Desclée De Brouwer, Bilbao, España”