Un médico le dice a su paciente que está enfermo de cirrosis, por lo tanto necesita dejar de consumir licor.
Este enfermo le contesta: A usted lo he visto tomando licor, no debería prohibírmelo.
Y el enfermo de cirrosis, enojado, sale del consultorio y decide continuar hundiéndose en su vicio. ¿Está siendo sensato el paciente? No parece haber tomado una buena decisión.
En mi condición de pecador, no me conviene seguir este mal ejemplo. Lo que debemos hacer, usted y yo, es atender el consejo del Señor Jesús:
Mt 23:3
Haced, pues, y observad todo lo que os digan, pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen.
Necesitamos atender el llamado del Evangelio aunque el predicador no sea buen ejemplo; es la medicina lo que importa. Nunca podremos encontrar la "iglesia perfecta" pero sí podemos atender las enseñanzas del Maestro.
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Teól. Fernando Montes